Mucho se habla, en los agitados tiempos que corren, sobre hasta cuándo pareciera que nos hemos subido a una escalada de transformaciones sociales que parecieran no asentarse. Y por supuesto esta mirada es posicionada desde nuestro natural afán por tener un mínimo control de la situación, disfrazada de certezas cotidianas que lo único que hacen es aumentar nuestra ansiedad.
¿Será esta la famosa “Era de Acuario” que busca justificar todas aquellas situaciones donde nos enfrentamos a una incomodidad creciente, exacerbada por la incertidumbre imperante en las naciones del mundo?
Para contextualizar debemos presentar el marco teórico donde los eventos astrológicos situados, podrían darnos luces de la situación actual, y quizás contribuir a comprender en dónde estamos.
Imagina que la tierra posee, además de los movimientos conocidos por todos nosotros como la rotación y traslación, otros movimientos entre los cuales resalta uno muy puntual llamado “Precesión”. Y para explicarlo de manera sencilla, te llevaré a pensar en que la tierra se mueve al igual que lo hace un trompo que está en el momento de finalización de su movimiento, donde el “Bamboleo” característico del trompo dibujara una circunferencia en el suelo, donde la punta de este trompo en contacto con el suelo, es el eje terrestre. A diferencia que, si lo hiciera con un movimiento sobre un eje situado en un solo punto, similar a cuando recién el trompo está lanzado a toda velocidad.
Ahora imagina que este movimiento se produce bajo la atenta mirada de miles de años de historia humana. Así, el punto que marca el eje terrestre en la actualidad, apunta hacia la estrella conocida como Polaris, y desde que tenemos vida y conciencia, siempre ha apuntado allí, ya que su lento movimiento pareciera imperceptible a nuestros ojos. Sin embargo, hace más de diez mil años, este eje terrestre apuntaba hacia la estrella Vega, evidenciando este lento y cíclico desplazamiento.
Como podemos apreciar en la imagen, el fenómeno de la precesión del eje terrestre, es un fenómeno ya conocido desde la observación de la antigüedad. Donde el eje terrestre va apuntando desde la estrella Polaris, hacia la estrella Vega, en un interminable ciclo que tarda aproximadamente veintiséis mil años en completarse, es decir, desde Polaris hasta nuevamente Polaris.
Por otra parte, podemos apreciar que el Ecuador terrestre es un plano que corta la esfera terrestre en dos mitades, conocidas como hemisferio norte y hemisferio sur. E imagina que este plano ecuatorial, lo proyectas en un plano aún más grande, conocido como Ecuador Celeste, que lo dibujaremos en verde en la siguiente imagen.
El último componente que debes imaginar, es esa línea segmentada que aparece en esta imagen, conocida como “Eclíptica”. Esta línea segmentada resulta ser la línea por donde el Sol y los planetas parecieran moverse desde nuestra perspectiva terrestre, y por lo tanto, todos los astros del sistema solar conocidos en el mundo antiguo, se moverán alrededor de esta línea, además de los tres astros del mundo contemporáneo, Urano, Neptuno, incluido Plutón, que a pesar de tener una órbita excéntrica, también es observado y situado en correlación con esta línea segmentada.
Al intersectar el plano Verde, que es el ecuador celeste, con el plano segmentado, que es la eclíptica, tendrás una línea que apunta hacia el exterior, dibujado en rojo. Donde nuestra mirada se pierde hacia el encuentro de las constelaciones zodiacales que envuelven simbólicamente este recorrido, pasando por doce estaciones, desde Aries a Piscis. Y como ya he señalado, lo que tarda en avanzar la línea roja, de principio a fin del ciclo, son veintiséis mil años aproximadamente. Y, por lo tanto, si este ciclo completo, llamado año platónico, lo dividimos en doce estaciones, cada estación o signo zodiacal, tendrá una duración de dos mil ciento sesenta años aproximadamente. Que es la duración de cada Era, representada con un signo zodiacal puntual.
En la actualidad, estamos en el periodo de traspaso entre las eras de Piscis y Acuario, ya que el movimiento de eras, es hacia atrás en el zodiaco, es decir retrógrado, debido a la naturaleza de la observación desde nuestra tierra. Y este es nuestro primer punto de reflexión, ya que cada Era, representada por un signo zodiacal específico, se ha manifestado en nuestro vivir, de manera coincidente con lo que significa cada signo zodiacal transitado. Donde por ejemplo, en la era de Aries, desde poco antes del dos mil antes de Cristo, hasta las inmediaciones del cero, fuero tiempos de mucho movimiento y conquista territorial, de belicoso afán, donde emergen figuras de carácter activo capaces de liderar a sus pueblos en búsqueda de nuevos horizontes. Tal es el caso de Moisés como uno de los representantes o “Avatares” de la Era de Aries.
También la era de Piscis está marcada por la indisoluble conexión con los conceptos piscianos, desde la compasión o la intercesión que un ser de aparente naturaleza divina, nos ayuda a dar ese salto evolutivo necesario para esta era. Recordada también por el encuentro con pescadores en la rápida alusión a seguidores de este avatar, como también en la representación que estos mismos seguidores consignaron dejando la simbología del pez, en cada puerta de entrada de sus viviendas. Y donde por supuesto nos referimos al avatar de esta era, Jesús el cristo, que marca el contexto de un periodo donde se intercede en favor o ayuda de otro, y donde nos acostumbramos por más de dos mil años, a reclamar esa ayuda, cada vez que nos encontrábamos ante la dificultad, dando paso a la proliferación de religiones monoteístas, y divinidades elevadas de marcada separación entre lo humano y la divinidad.
Es entonces momento de preguntarnos con la llegada de la Era de Acuario, sobre las bases que los conceptos arquetípicos de esta simbología nos quieren traducir. Entre los que se destaca fundamentalmente el reconocernos como individuos, únicos y distintos, y desde ese reconocimiento actuar en contribución al colectivo. Y hago hincapié en esta última sentencia, puesto que pareciera que el bien colectivo debiera ser superior al individual, y en esa sentencia estaríamos invalidando lo que el real mensaje de esta nueva era transmite, pero que, en nuestro afán de usar los anteojos de la era anterior, se pospone el bien personal por el colectivo constituyendo un trascendental error.
Y no amigos, los tiempos de interceder por otros son parte de la visión de la era que estamos dejando atrás, y mientras sigamos con nuestra creencia arraigada en los cánones de la era pisciana, nos resultará imposible ver lo nuevo, la nueva era. Y mientras sigamos justificando que el origen y, por tanto, la solución a todo nuestro desarrollo yace fuera de nosotros, pensaremos que ese “otro” es necesario y fundamental, llámese gobierno, país, salud, etc. No olvidemos que, desde la mirada cuántica, sabemos que un pensamiento asociado a una emoción constituye una frecuencia, y por tanto, la construcción de la realidad que será manifestada, más allá de frases clichés o gusto personal.
Pues bien, una vez situados en el marco macro de cada era, nos debemos centrar en entender los procesos actuales bajo la mirada astrológica. Y esta es traída a colación a través de los planetas de lento movimiento, Júpiter, Saturno y planetas sociales. Urano, Neptuno y Plutón, planetas generacionales que, en su posicionamiento por los distintos signos zodiacales, nos brindan luces del periodo histórico que enfrentamos, encontrando perfecto parangón en la historia pasada, donde si bien, cada suceso de la humanidad es único, el clima astrológico que lo rodea atesora demasiadas semejanzas como para desconocerlo como punto de análisis.
Antes de entrar en este último punto, es preciso consignar que, cuando un planeta lento pasa por un signo zodiacal, y sobre todo los planetas antes descritos, tienden a invitarnos a habitar un momento similar, sin embargo, hemos de saber que, en nuestro sistema solar, siendo el sol el centro, los planetas del sistema solar se mueven alrededor de nuestra estrella solar, llevándonos a pensar que cada vez que el paso de un planeta lento, se repite en un signo zodiacal determinado, pudiera repetirse la historia. Pero nos falta un detalle no menor. El sol también se va desplazando, llevando consigo a todos los planetas, en un vortex que obligatoriamente modifica ese momento, a pesar de que sea virtualmente igual.
“Ningún ser humano pasa dos veces por un mismo río”, ya que no es el mismo ser humano, ni menos el mismo río.
Imaginemos entonces que un planeta conocido por ser el gran constructor de la astrología, que rige las normas imperantes y que representa los gobiernos, o la sumatoria de normas o estatus que se dictarán en cada momento histórico llamado Saturno, visita la constelación de Acuario cada veintinueve a treinta años. Pues bien, simplemente sumaremos conceptos para traducir el mensaje de manera muy práctica y sencilla. Teniendo en cuenta que la traducción es un poco más profunda y menos sencilla,pero que no viene a este caso profundizar.
Saturno visitó Acuario desde enero de 1962 hasta marzo 1964, momento donde se concretó la primera transmisión trasatlántica. Implementándose en lo concreto una nueva tecnología. Donde además nace como respuesta al gobierno, el movimiento hippie. Es decir, aquí ya vemos dos momentos que, a grueso modo ya traducen el significado de la visita de Saturno a Acuario, signo que trae innovación, pero también revolución. Luego volvió a visitar Acuario entre febrero 1991 a enero 1994, momento en que aparece la primera página web, el primer buscador web llamado Gopher, y la implementación del mp3 como nuevo formato de audio. Y donde también el final de la guerra fría trajo a colación la necesidad de reestructurar el orden económico imperante. Y finalmente Saturno visita a Acuario entre marzo 2020 a marzo 2023, trayendo las tecnologías de las nuevas plataformas de transmisión online, como Zoom e Instagram Live, que hace un par de años parecían ser una muestra de deshumanización, pero que en la actualidad no se nos ocurriría cuestionar, además donde los estallidos sociales resultan ser una olla en ebullición, teniendo al colectivo emplazando al ente regidor en distintas partes del mundo, por citar algunos, Francia, Hong Kong, Chile, Ecuador, Argentina, Estados Unidos.
Es decir, ya hemos dado algunas luces de este momento actual, traducido mediante la visita de Saturno, justamente en Acuario. Y donde me resta finalmente dejar planteada la siguiente relación a modo de conclusión reflexión.
Plutón, astro asociado al mito de Hades y el inframundo, habla de transformaciones radicales, de muerte y renacimiento, y que demora doscientos cuarenta y ocho años en dar una vuelta al zodiaco. Y donde en su visita en la constelación de acuario, resumiremos en la siguiente frase “para que algo nuevo nazca, algo debe morir”
Pues bien, Plutón ingresará en Acuario entre marzo 2023 y marzo 2043. Momento en el cual tendremos que hacer una revisión de los procesos de muerte y resurrección que afectan a nuestra sociedad. Y, por lo tanto, resulta obvio ir en búsqueda de la vez anterior en que esto ocurrió, para iluminarnos en el mensaje que podemos esperar.
Plutón ingresó en Acuario entre febrero 1778 y marzo 1798, y creo que todos más menos podemos recordar, que momentos se vivían en la historia, y que suceso impacto mundialmente en lo que sería la reconstrucción de la nueva sociedad. Periodo que no fue muy sencillo, y que tampoco tuvo tanta luz, pero que, sin embargo, puede mostrarnos un contexto similar, teniendo en cuenta que está en nuestras manos actuar distinto como sociedad.
La revolución francesa es el enfrentamiento de la gente, el pueblo, los ciudadanos en pro de realizar los cambios pertinentes en su modelo social, pero con un gran mensaje detrás. Momento en que el ciudadano ya no le pide a su gobierno que cambie, no le pide a su nación que detenga el progreso que debería implementarse, ni que vele por la libertad de elegir el modelo que se quiere. En otras palabras, ya no espero que me representes, sino más bien, no te considero y voy en busca de representarme.
Y si bien, con esto no estamos haciendo una predicción, resultan evidentes las similitudes con el modelo actual, donde no tiene por qué repetirse la historia, ya que el ciclo es similar, pero recuerden, jamás el mismo. Y por tanto, lo que se desprende tácitamente, es que llega un momento en que dejamos de esperar que sea el otro que cambie y nos represente, pero para eso es necesario ver este momento, como la oportunidad de ver la realidad con los ojos de la nueva era, pues, sea como sea, la revolución francesa fue la última visita de Plutón a Acuario en la era de Piscis. Y este 2023, es el primer momento que se produce el encuentro de Plutón en acuario en la era de acuario. Donde no puedo dejar de pensar en esa célebre frase “si quieres que algo sea distinto, no hagas siempre lo mismo”. Dejando en nuestras manos la capacidad de entender, ¿cuál es nuestra libertad guiando al pueblo?, y ¿Qué es lo que debe morir para que algo nuevo nazca?
En lo que a mí respecta, asistimos a lo que espero sea la muerte de nuestro sistema de creencias, y de esperar que el otro cambie, para cambiar yo. Es momento de tomar las riendas, desde nuestro ser único, libre, y reflexivo, para luego desde ahí ser un aporte al colectivo, y no a la inversa. Sin embargo, todo lo que vaya a pasar, confío en que será perfecto para nuestra humanidad.