Venimos saliendo de un eclipse para entrar en otro el cuatro de diciembre. Ya hemos dicho en otras publicaciones que ha sido un periodo energéticamente muy pesado, de mucha transformación, aceptación y crecimiento ¿Qué podemos hacer para tranquilizarnos y cerrar esta etapa de tantas conclusiones? La tarotista Fabiola Cuevas nos comparte un ritual para conectar y aplacar nuestro fuego interior en esta intensa etapa entre eclipses.
El cuatro de diciembre se termina la temporada de eclipses, que desde el punto de vista astrológico y espiritual, ha significado una gran cantidad de movimiento energético. Para Fabiola Cuevas, tarotista, “lo que viene ahora es como pegarse un salto. Como es una energía de un eclipse con una Luna Nueva en Sagitario, tiene un montón de movimiento como muy intenso de fuego”.
La recomendación en periodo o momentos de eclipses suele ser no realizar rituales por lo mismo, por el nivel de intensidad y energía que hay, sin embargo, la tarotista nos recomienda realizar uno en específico que no tiene que ver con algo en específico que se quiera lograr, sino con poder limpiar y amainar el fuego interior: “o sea es como que yo me reestructuro y también me reintegro en el proceso en el que armo el ritual”, nos comparte Fabiola.
Para este ritual trabajaremos con el fuego, cuya energía en nosotros significa “los impulsos, la ansiedad, la rabia, la frustración, pero al mismo tiempo la voluntad y la capacidad que tenemos para poder transformar las cosas”, nos explica la tarotista.
Y agrega «-La vela- nos permite encender el fuego que hay dentro de nosotros pero al mismo tiempo aplacarlo. Entonces uno no le pide a la vela, uno le pide al fuego. La vela es el símbolo del fuego y en ese sentido el fuego nos permitiría poder conectar con ese fuego interno que tenemos”.
Para realizar este ritual -que Fabiola nos recomienda realizarlo el mismo día del eclipse- debes seguir los siguientes pasos:
- Escoge una vela blanca, rosada o de cualquier color neutro y sutil.
- Asegúrate de que tus pies estés bien puestos en la tierra, alfombra o piso del lugar donde estés realizando el ritual Es importante que estén bien enraizados.
- Enciende la vela y haz el mudra de la oración (manos juntas a la altura del corazón) y conéctate con el fuego de la vela y tu fuego interior.
- Observa durante aproximadamente cinco minutos -o lo que puedas sostener- el comportamiento de la llama. Eso simboliza cómo está nuestro fuego interior.
- Cuestiónate: ¿Qué genera esto en mí? ¿Me siento ansioso? ¿Incómodo? ¿Quiero que se acabe? Hay que dejar que fluyan las emociones.
- Luego de eso, debes pedirle al fuego que transmute, transforme y resignifique todo lo que sentiste y pensaste.
- Deja que la vela se consuma por completo.
- Los restos de la vela, llévalos a la tierra. Puede ser un parque, patio, macetero, da lo mismo. Debes dejar los restos bajo tierra y pedirle también a ella que resignifique lo vivido.
Fabiola Cuevas nos explica que todos los movimientos y resultados de este ritual los veremos recién en 6 meses más. ¡Así que paciencia! Porque quizás cuando incluso ya hayas olvidado lo que hiciste, tu vida comenzará a tomar el sentido que le diste hace medio año atrás.