Foto de Chile Precolombino.
El pueblo originario Kawéskar habita la zona Austral de Chile. Un pueblo nómade y canoero que transitaba las aguas entre el Golfo de Penas y los dos márgenes del estrecho de Magallanes. Para protegerse del clima frío de la región se pintaban el cuerpo con una mezcla de tierra y grasa de foca. Además, llevaban el fuego a todas partes, incluso dentro de sus canoas. Su organización social se basaba en la familia, cuyas actividades diarias eran desarrolladas en la canoa, donde mantenían todos sus artículos y herramientas. Los Kawéskar cuentan con varias narraciones ancestrales, en la mayoría de ellas se nombra al hijo del Canelo.
Hace mucho tiempo atrás en la Patagonia; territorio donde se desarrollaban los kawéskar, existían monstruos con forma de animales que devoraban a los hombres. Habían clanes donde ya no quedaban mujeres y poco a poco la
población fue disminuyen hasta que solo quedaron dos hombres.
Lo único que existía en el territorio además de ellos era un árbol, específicamente un Canelo. Una noche los hombres sintieron el llanto de un bebé, al seguir el ruido los hombres encontraron bajo el Canelo un recién nacido, el niño nació como una semilla. Los hombres lo acogieron, pero siempre en sus mentes estaba el pensamiento de que podía morir porque no tenía leche materna para alimentarse, en cambio le daban de comer pajarillos. A pesar de las dificultades el niño creció muy rápido y se transformó en un hombre grande, desde ese día se le llamó como el Hijo del Canelo.
El hijo del Canelo siempre dijo que el árbol era su madre y no permitia que lo tocaran, menos que le hicieran daño. Los hombres lo bautizaron como Alape que significa alto, a pesar de considerarlo grande y fuerte tenían sobre él una gran protección para que los monstruos no lo ataquen. Un día Alape cansado de estar protegido sin hacer nada para combatir a las bestias confeccionó un arpón. Decidido salió en busca de los culpables de exterminio de su pueblo. Gritó “esto es lo que quiero, quiero cazar”. El joven combatió a los monstruos y los mató. Desde ahí en adelante se transformó en el héroe que exterminó a las temibles criaturas.
Tiempo después apareció otro hombre. Alape lo acogió y le dio como tarea cuidar siempre del Canelo, este hombre quien se transformó en su compañero, mantenía lindo y limpio el árbol mientras Alape no se encontraba cerca. Un día el joven héroe junto a su compañero descubrieron el fuego, esto porque se encontraban frotando dos palitos. Se asustaron al ver la llama, pero se dieron cuenta que en la noche les servía para mantenerse abrigados y alumbrados.
Durante mucho tiempo los hombres pensaban que se encontraban solos en el mundo. Sorpresivamente una mañana apareció una familia; padres y una hija que no tenían ropa y no conocían el fuego, comían todo crudo y chupaban la sangre de los animales que cazaban. Alape decidió compartir con ellos su descubrimiento. Finamente el hijo del Canelo se casó con la hija de la familia, tuvieron un hijo y lo llamaron Arco Iris.