Nos remontamos a la década de los noventa, donde ese traje rosa se convirtió en una referencia de la cultura pop y tras casi 30, su regreso trae además un aprendizaje: apostar a la moda circular.
¿Cómo olvidar el vestido Chanel multiusos de Marge Simpson? Uno de los capítulos más populares de Los Simpson y sin lugar a duda de mis preferidos. Y es que en pocas ocasiones, hemos podido ver a Marge sin su usual vestido verde. Es la temporada siete, episodio 14, donde Marge Bouvier (nombre de soltera de Marge Simpson) cometía ese gran hallazgo. Recuerdo que al instante me sentí identificada con Marge y el encuentro de su tesoro vintage, un traje firmado por Chanel de 90 dólares, que se convertiría en una referencia de la cultura pop. Aquel traje rosa, con detalles negros y botones dorados al costado, que luego se transformaría de un saco con falda a un conjunto de pantalones cortos con chaleco en el mismo episodio, y luego mutaría a un vestido.
Veinticuatro años pasaron para que esta escena quede de manifiesto en la presentación de la temporada Primavera Verano 2021 Pret-A- Porter de la firma francesa, liderada por Virginie Viard, donde varios atuendos de la colección se inspiraron en el traje rosa de Marge. Ahora todas esas piezas recicladas de una sola prenda aparecen convirtiéndose en tendencia.
Tal como Marge Simpson aplicó la economía circular en esa prenda tan emblemática en 1996, fueron nuestras abuelas y nuestras madres quienes ya la aplicaban desde antes. En aquel entonces los recursos no estaban al alcance de todos como en la actualidad. Las telas y la elaboración eran más costosas, entonces la mayoría de prendas se las hacian a mano y a medida ellas mismas (si sabian coser), sino recurrían a la costurera o modista del barrio. Además, estas prendas solían pasar de generación en generación. Como olvidar los vestidos que me ponía mi madre que eran heredados de mis primas mayores. Solo en algunos eventos particulares como la comunión o algún cumpleaños importante se mandaba a diseñar un vestido desde cero. También se utilizaba mucho cuztomizar esa prenda heredada y que naciera una totalemente diferente pero con la misma tela. Quién no ha revivido aquella camisa vintage de su abuela que la conserva hasta el día de hoy como una reliquia por el valor sentimental añadido y la durabilidad de la tela. Una vez que esa prenda ya estaba gastada por el uso y dejaba de cumplir su función se utilizaba como trapo para limpiar cualquier objeto. Hoy en día podríamos pensar en ese excedente para fabricar nuestro propio tapabocas.
Economía circular como proposito
La economía circular es una estrategia que tiene por objetivo reducir tanto la entrada de los materiales vírgenes como la producción de desechos, cerrando los «bucles» o flujos económicos y ecológicos de los recursos.
¿Qué es Zero Waste? O también residuo cero es un concepto de vida sostenible que tiene como objetivo reducir la basura que generamos. Esto puede conseguirse poniendo en práctica la regla de las cinco R del Zero Waste: rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y reintegrar.
Nuestro planeta pide a gritos apostar por una economía circular donde el objetivo es desvincular el crecimiento económico del consumo continuo de recursos y el deterioro ambiental. Aprovechar todos los excedentes y utilizarlos como materia prima. Es fundamental que cuando se diseña una prenda, se piense qué pasará en el futuro con ella.
Actualmente, muchas veces miramos al costado y nos manejamos con una economía lineal. Compramos, usamos y tiramos los productos fabricados produciendo así un mayor impacto en el medioambiente. En general no sabemos de qué están hechos los productos que compramos y consumimos, ni cuántos recursos se han utilizado. Además, con la globalización la producción se ha trasladado a otros países donde la mano de obra es más barata y por consecuencia sus productores trabajan en condiciones más vulnerables. Esto se ve reflejado en un producto de bajo costo y baja calidad, el cual va a contar con poca perdurabilidad en el tiempo.
Es así que como las cosas nos cuestan menos dinero, se pueden reemplazar fácilmente y su valor se devalua. Si nos cansamos de la prenda o tienen un pequeño desperfecto nos deshacemos de ella y compramos otra al instante. Todavía no somos muchos los que le damos una segunda oportunidad a las cosas, las intercambiamos, donamos o reciclamos. Es difícil cuando la industria te demanda un consumo constante y las vidrieras cambian todo el tiempo impulsando que tengamos lo último que está a la moda.
Stop Fast Fashion
Más del 90% de la ropa que se descarta en todo el mundo termina en vertederos principalmente porque no se produce con el fin de durar, reutilizarse, biodegradarse o no es compatible con corrientes de reciclaje existentes. Un factor que tiene incidencia directa sobre la fabricación de prendas “desechables”, es que el mercado de la moda pasó de dos a 24 colecciones anuales.
Para revertir esta situación, debemos cambiar la forma en la que fabricamos y consumimos, así logramos no sólo disminuir la contaminación sino también recuperar materiales y recursos. Aprovechar todas las prendas que ya existen, darles valor para no generar más residuos y disfrutar de prendas únicas.
Una causa importante de que no se reciclen algunas prendas es la dificultad para separar los componentes y muchas empresas prefieren deshacerse antes de la prenda que perder el tiempo desmontándolas. Es en esta parte donde entra en acción el rol de los diseñadores, de pensar una técnica más fácil para desarmar las prendas. Amit Kalra en su charla TED propone un ensamblaje para la ropa muy interesante para tener en cuenta.
Make Fashion Circular
Para la Fundación Ellen MacArthur, el objetivo está en transformar la industria de la moda en un modelo circular que impulse la colaboración entre los líderes de la industria y otras partes interesadas clave para crear una economía textil adecuada para el siglo XXI, a través del proyecto “Make Fashion Circular”. Su intención es garantizar que la ropa se fabrique con materiales seguros y renovables, que aumente su uso y que la ropa vieja se convierta en nueva.
“Cada año se pierde un valor estimado de 500 mil millones de dólares debido a que la ropa apenas se usa y rara vez se recicla”.
“Cada segundo, el equivalente a un camión de basura de textiles es vertido o quemado. Cada año se pierde un valor estimado de 500 mil millones de dólares debido a que la ropa apenas se usa y rara vez se recicla. Si nada cambia, para 2050 la industria de la moda consumirá una cuarta parte del presupuesto mundial de carbono”, explican. Además, “el lavado de ropa libera medio millón de toneladas de microfibras plásticas en el océano cada año, equivalente a más de 50 mil millones de botellas de plástico”.
Esta Fundación propone un sistema en el que la ropa esté diseñada para durar más tiempo ya sea alquilándola, revendiéndola o reciclándola más fácilmente. Además de evitar que se liberen sustancias tóxicas o contaminantes cuando se produce y se usa la ropa.
Así como Marge Simpson reinventó un mismo look, adquirido en una tienda vintage o de segunda mano con su máquina de coser y repitiéndolo en varias ocasiones. Nosotros como consumidores, también podemos optar por vestirnos de una forma más sostenible. Repreguntarte si de verdad necesitas comprarte ropa; cuidar la ropa para que dure más; elegir ropa hecha de materiales sostenibles con certificación ecológica, de comercio justo o materiales reciclados; apostar por marcas de ropa ética; prolongar la vida de tus prendas, donándolas o cambiándolas; y, finalmente, reciclarla llevándola a un punto limpio o depositándola en alguno de los contenedores de ropa que encontrarás en tu ciudad.
Dale una nueva vida a un conjunto de segunda mano o vintage, o elegí e invertí bien en tu siguiente compra de temporada.