Imágenes de @dariahlazatova
La luz y la sombra son dos fenómenos energéticos complementarios: la luz que nos permite vincularnos con todo lo que vemos y percibimos mientras que la sombra es el manto de la noche que difumina la claridad en misterio.
La sombra como concepto hace referencia a todo lo que no vemos pero que a pesar de mantenerse invisible infiere en nuestra vida cotidiana. No es algo negativo ni debería tener una tendencia peyorativa, al contrario, en nuestras sombras se esconden trampas, pero también muchísimos tesoros a develar. La demonización de la sombra muchas veces nos deja sin herramientas a la hora de incursionar por los universos misteriosos que anidan en nuestra manera de expresarnos y de vivir la vida.
En el tarot la carta que mejor representa esta energía es La Luna, pues La Luna es la carta del inconsciente por excelencia, que pide de nosotros y nosotras la mayor receptividad al mundo de las energías no evidentes que pueden estar secretamente operando en nuestra vida sin tener mucha conciencia de ello. Pues la misma Luna como arquetipo nos enseña que algo que pasó hace 80 años, por ejemplo, se podría estar repitiendo en este momento, pues la gran característica del inconsciente es que no opera con la noción del tiempo lineal, más bien el tiempo es un no tiempo. Y la langosta que se ubica en la parte inferior de la carta podría hablarnos de lo profundo que podemos ir a investigar si nos sentimos preparados para encontrar ese tesoro inconsciente, y que tal vez hoy es el momento para desenterrar de la memoria.
El inconsciente no es solo personal o individual, sino que también es colectivo, esto quiere decir que existen un montón de cuestiones que portamos y arraigamos como propias pero muchas veces son ecos o manifestaciones de un grupo social o colectivo, pero también existe una dimensión muy poderosa en donde el inconsciente se manifiesta a través nuestro: el inconsciente del clan familiar o genealógico.
Todos y todas somos parte de un árbol genealógico y su tendencia es a replicar una información que se puede traducir en repetir patrones heredados, pactos inconscientes, lealtades, anhelos de realización, etc. Pues cada vez que nace un nuevo miembro del clan familiar renace una posibilidad de continuidad de algo que quedó sin realizarse en el pasado.
No les resuenan los nombres repetidos, las fechas exactamente iguales en sucesos claves, carreras universitarias que se replican, incluso enfermedades que heredamos y hacemos parte nuestra cuando en verdad no nos correspondería vivirlas porque no son nuestras sino de otro miembro del clan.
Hay que aclarar que justamente es en el árbol genealógico donde más lealtades y nudos existen, pues el contenido intrínseco de cada árbol familiar es el amor, pero por la imposibilidad de expresar ese amor, o por las frustraciones, las heridas, las normas hegemónicas sociales, las ausencias, las muertes y tantas cosas que marcan a un clan genealógico es que creamos estos pactos inconscientes: yo trato de parecerme a papá o a mamá, o a los padres de mis padres en algún aspecto para pertenecer, para enmendar inconscientemente algo que no fue dado, para calmar el dolor o llenar un vacío de un familiar conocido o no, pues esa información transgeneracional llega a nosotros y nosotras solo por el hecho de encarnar en nuestro árbol minado de memorias.
Dicen que nuestra alma elige su clan para encarnar, pues ahí encontraría lo que necesita en esta vida para evolucionar, sin embargo, paradójicamente el árbol al que pertenecemos nos hace no sólo tomar lo que nos hace evolucionar sino también lo contrario. Muchas veces por amor al clan integramos trampas que nos enjaulan, definiciones que no dan cuenta de la amplitud que somos en esencia.
¿Cómo ser parte de un linaje transgeneracional y no caer en los patrones que nos alejan de nuestra esencialidad? Pues la única respuesta que me viene en este momento es CONSCIENCIA. E intentar hacer luz a eso que se traducía a través de nosotros y nosotras, para decidir en consciencia y en concordancia con nuestros procesos evolutivos, que estamos dispuestos a replicar y que no.
Poder personal
Pensando en este momento de cierres y comienzos, y entendiendo que comenzar un nuevo ciclo requiere de una energía renovada, les quiero proponer un acto para ayudar a tomar consciencia y liberarnos de un patrón inconsciente proveniente del clan genealógico.
Para esto les dejo una ritualización: ritualizar es una forma de manifestar en una acción, con el objetivo de materializar una intención que por resonancia genera realidad.
Ahora bien, ¿sobre qué podremos ritualizar? Si bien podemos ser más o menos conscientes de qué patrones repetimos, les propongo un juego que apela más a la sincronía con aquello que hoy podemos trabajar según nuestra resonancia inconsciente:
lo primero que haremos es ir a las fotografías de familiares que conocimos o no, abriremos literalmente el baúl del tiempo. Las miraremos: bisabuelas, bisabuelos, abuelos, abuelas o fotografías de nuestros padres en épocas de antes que nosotros naciéramos. En el caso de no tener acceso a ese material fotográfico podemos dibujar a esos personajes del clan familiar. Luego seremos guiados por nuestra intuición y elegiremos un miembro del clan para que trabajemos con su energía. Observaremos la fotografía, el gesto, pero por sobre todo lo que genera en nosotros esta elección.
Luego investigaremos con nuestros familiares que se contaba sobre ese miembro del clan, que relatos circundan en relación a esa persona. Este punto es clave porque podremos hacer analogías entre rasgos nuestros y ese relato que se cuenta de ese miembro del clan.
Luego pondremos la fotografía o el dibujo en un lugar visible y le prenderemos una vela blanca. Durante el tiempo que se consuma la vela escribiremos en una hoja en blanco características que sentimos que hemos integrado inconscientemente de este ancestro. Separaremos las características que nos aportan o que decidimos integrar, los tesoros, y por otro lado escribiremos las trampas con todas esas facetas que no quisiéramos replicar en nosotros.
Es muy probable que muchas de las cuestiones que anotemos sean intuiciones y evocaciones que si sentimos que debemos anotarlas no dudemos en hacerlo.
- Cuando terminamos de anotar los tesoros y las trampas. Les propongo que le escribamos una pequeña nota a nuestro ancestro honrando y agradeciendo su función dentro del árbol y le escribiremos explícitamente qué cosas decidimos tomar como tesoros para integrar y aplicar en nuestra vida y qué cosas quedarán en la vivencia pasada.
La hoja con las trampas podemos quemarla en el Año Nuevo o en el momento que sintamos que es necesario.
Si necesitan modificar el rito, sumarle o restarle elementos bienvenidos sean, no olvidemos que somos cocreadores de nuestra realidad y en nuestras intenciones acompañadas de acciones se manifiesta la magia de la evolución.
Les deseo un cambio de ciclo lleno de consciencia de lo que ya no deseamos más en nuestra vida como también que confiemos en nosotros mismos para hacer de los tesoros, que la vida y la genealogía nos ha entregado, nos haga expandir y desarrollar nuestro propósito sin límites.