Madre de demonios, Luna negra, de la oscuridad. Descrita usualmente como demonio, o a veces como icono del paganismo oscuro. Se consolida como una de las entidades femeninas conocidas más antiguas del mundo. Encontrándose referencias de ella incluso en la Biblia o el Talmud, donde para los judíos representaba a uno de los peores demonios.
Según el mito, Dios creó a Lilith, convirtiéndose en la primera mujer. Y la creó de la misma manera en que fueron creados Adan y Eva. Con la sutil diferencia, según la leyenda, que en vez de utilizar únicamente barro y agua, añadió un poco de inmundicias y basura.
Este poderoso personaje, conocido como un antiguo demonio sumerio. Tiene en la derivación de su nombre a la palabra “Lilitu” que quiere decir espíritu del viento o demonio femenino. Y se la describe junto a otros demonios de la antigüedad, aun dejando en jaque a los historiadores que, en los últimos años han cuestionado la veracidad de las interpretaciones de los textos. Sin embargo pareciera muy claro, que desde su concepción en las escrituras, su presencia se asocia a la brujería sumeria.
Se le describe en el Talmud, como un espíritu de la oscuridad, sexualmente peligrosa e incontrolable. Pudiendo fecundarse a si misma con esperma masculino que no fecunda a otras mujeres, y así, engendrar demonios. Y por tal razón se la considera como la madre de los mismos demonios.
Lilith aparece en la Biblia, en el libro de Isaías 34,14, que describe la desolación del Edén. Desde el principio ha sido considerada un espíritu diabólico, impuro y peligroso. El Génesis Rabbah la describe como la primera esposa de Adán. Según este texto, Dios creó a Lilith y a Adán al mismo tiempo. Lilith era muy fuerte, una mujer independiente, y quería relacionarse con Adán de igual a igual. No aceptaba ser menos que él, y se negaba a yacer debajo de él para copular. La pareja obviamente no funcionó, y jamás llegaron a ser felices.
A causa de los malentendidos y desencuentros provocados por Lilith, Dios decide crear una segunda esposa para Adán: Eva.
Actualmente Lilith se ha transformado en un símbolo de numerosos grupos feministas. Lo que, junto con la creciente educación generalizada, han logrado posicionar a la mujer en un sitial un poco más ecuánime que antaño, transmitiéndoles el empoderamiento que requerían para darse cuenta de que podían ser independiente, tal como Lilith en el paraíso. Símbolo también de los años 50, con los seguidores de la magia Wicca.
El atractivo del personaje de Lilith ha sido percibido por algunos artistas, que la adoptaron como su musa. Lilith empezó a ser un motivo popular en el arte y la literatura en la época renacentista, cuando Miguel Ángel la retrató como una criatura mitad mujer y mitad serpiente. El genial artista italiano la pintó enroscada en torno al Árbol del Conocimiento, aumentando de este modo la importancia de su leyenda.
Con el paso del tiempo, Lilith se volvió aún más interesante para la imaginación de artistas masculinos como Dante Gabriel Rosetti, que la retrató como a la más bella criatura femenina del mundo. Por su parte, el autor de “Las Crónicas de Narnia”, C. S. Lewis, se inspiró en la leyenda de Lilith para su personaje de la Bruja Blanca. Una mujer bella, pero también peligrosa y cruel. Lewis dijo de la Bruja Blanca que era hija de Lilith, y que estaba decidida a acabar con la estirpe de Adán y Eva.
Y puede ser esa la razón del por qué la Iglesia, siempre la ha visto como una figura digna de excomulgarse, ligada al pecaminoso sexo, y por consiguiente, para la iglesia probablemente las mujeres no tuvieron alma hasta el Concilio de Nicea.
Lilith representa la energía creativa que une el sexo con la espiritualidad. Es el instinto del goce y la fuerza oscura que hay en todo proceso creativo.
Es curioso también consignar que astrológicamente hablando, Lilith es un punto matemática, que se ubica cuando miramos hacia la Luna, en posición de Apogeo Lunar, y desde ahí el punto focal matemático donde yace la Luna negra o Lilith.
En la carta astral Lilith representa el punto donde podemos llegar a ser transgresores, es decir, donde podemos ir un poco más allá, a pesar de simbolizar también un punto de dolor y una herida sicológica a tratar.
El signo y casa donde está Lilith indica en qué podemos lograr afirmación personal y capacidad de disfrute, pero precaución con ser únicamente una careta llena de apariencia que no quiere ser descubierta, ya que es ahí donde yace la herida de Lilith.
Sin embargo, si Lilith (o la Luna Negra) está mal ubicada o la persona no la ha integrado en su personalidad, puede representar aspectos en los que podemos ser sumisos o sufrir represiones. Pero a la Luna Negra no se la puede abordar únicamente desde la razón, puesto que su naturaleza intuitiva es poderosa y guarda relación con los instintos. Evidentemente, su interpretación en la carta astral no tiene la misma importancia que la Luna, el Sol o los planetas. Y personalmente recomendaría trabajarla asociada a Quirón, desde la sanación de nuestras heridas sicológicas. Como factor evolutivo.