Colaboración por Nicolás Alfsen
Cada vez nos acercamos más a la primavera y la temperatura poco a poco se comienza a elevar. Con esto empezamos a encontrar una mayor variedad de frutas y verduras en las ferias, facilitando la incorporación de una alta cantidad de alimentos crudos a la dieta diaria. Lo cual permite iniciar en el mundo naturista la temporada de las “depuraciones
crudas”.
La alimentación crudívora se basa en el consumo exclusivo de frutas y verduras crudas y frescas. En algunos casos se consideran frutos secos crudos y semillas crudas pero estas se utilizan cuando se practica este tipo de alimentación por más de 14 días. El objetivo principal de la alimentación crudívora es acelerar el proceso depurativo ya que estos métodos de alimentación potencian el funcionamiento de los órganos excretores del organismo, además de favorecer el trabajo enzimático de regeneración de tejidos y funciones fisiológicas.
Uno de los propósitos fundamentales de la alimentación crudívora, es aumentar el consumo enzimático presente de forma abundante en los alimentos crudos, y darle un descanso digestivo a nuestras enzimas para que se puedan preocupar de otros asuntos como depurar el organismo, regenerar tejidos y restablecer funciones fisiológicas.
El Dr. Alfonso dice, “el hombre no solo debe comer frutos exclusivamente, sino que los debe comer crudos para aprovechar íntegramente su valor nutritivo y sus factores de vitalización que, como hemos de ver, sufren importante merma bajo la acción del fuego. El alimento crudo tiene también la ventaja de evitar la sobrealimentación, porque obliga
a una detenida masticación y naturaliza el instinto de interpretación de las sensaciones gustativas. La alimentación frugívora debiera ser práctica oportunamente por todos, a titulo de régimen depurativo, en ciertas épocas del año” (1).
Manuel Lezaeta, naturópata chileno y uno de los principales promotores de esta disciplina en el mundo durante el siglo XX y autor del libro “Medicina Natural al Alcance de Todos”, fundamenta sus terapias en la alimentación crudívora diciendo: “Las ventajas del régimen frugívoro son manifiestas. Además de evitar la enfermedad, son el medio más seguro para llegar a su curación”. Agrega que el pensamiento de las personas que purifican su sangre de toxinas por medio de una alimentación frugívora es «más claro y despejado” (2).
Daniel Reid, autor del libro “El Tao de la Salud” explica de forma muy clara este proceso. “Las enzimas son unos catalizadores bioquímicos segregados por el páncreas y otras glándulas y órganos. Algunas se utilizan para la digestión, mientras que otras entran en el torrente sanguíneo y eliminan los gérmenes peligrosos, las células muertas y dañadas y, las toxinas”.
El desgaste enzimático que sufre el organismo por una alimentación fundamentalmente de alimentos cocidos, refinados y con una sobrecarga de aditivos genera un desgaste excesivo de energía digestiva (enzimas), que además no logran a cabalidad su objetivo porque las malas mezclas tienden a neutralizar sus funciones generando fermentaciones y putrefacciones nocivas para el organismo. Siendo esto causal del “envejecimiento precoz y muerte prematura así como la causa subyacente de casi todas las enfermedades degenerativas” (3).
Por lo que la alimentación crudívora con su sobrecarga enzimática permite nutrirse de alimentos vivos, que tendrán una muy fácil digestión disminuyendo al mínimo el gasto energético enzimático, ya que las enzimas de los alimentos crudos harán la mayoría del trabajo digestivo. Permitiéndoles a las enzimas del organismo generar labores de depuración y regeneración funcional.
Para que la alimentación crudívora surja efecto es necesario que los alimentos sean frescos y una vez que sean cortados o preparados sean rápidamente consumidos, ya que se oxidaran rápidamente y ya no generaran el efecto propuesto. Las cantidades a consumir no tienen un límite específico ya que dependiendo de la actividad y rutina de cada uno esto variara; teniendo siempre presente que en la doctrina naturista se aconseja comer hasta saciar el hambre pero nunca hasta quedar lleno.
Bibliografía
Alfonso, Dr. Eduardo. Curso de Medicina Natural en 40 Lecciones. Editorial Kier. Buenos Aires 2006.
Lezaeta, Manuel. La Medicina Natural al Alcance de Todos. Editorial Kier. Buenos Aires 2007.
Reid, Daniel. El Tao de la Salud, el Sexo y la Larga Vida. Ediciones Urano. Barcelona 1989.