Representante de la fuerza, vida, puente con el mundo divino y sanadora de enfermedades. La hoja de coca es un elemento central del pueblo Aymara que, entre otras cosas, permite enfrentar las alturas y superar la fatiga. Una planta sagrada que actualmente en Chile (y la mayoría de países) se considera una droga ilegal.
Los Aymara son un pueblo indígena originario de América del Sur que se encuentra disperso entre la meseta andina del Lago Titicaca, el altiplano boliviano, el Norte Grande chileno y el noroeste argentino desde tiempos precolombinos. En Chile, están ubicados en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta.
Una de las hierbas -y pilares centrales de esta cultura es la hoja de coca, cuyo uso tiene finalidades religiosas, sociales y medicinales.
En el ámbito religioso, cuando se hacen ceremonias es necesario compartir la hoja de coca con la madre tierra y con los Achachilas o cerros-antepasados protectores de la comunidad. Esta planta les permite conectarse con las divinidades y ser una “intermediaria viviente que habilita la comunicación y convivencia con los antepasados, con el ajayu o «espíritu» de personas, familias y comunidades”, como señala el texto “Ontología relacional y cosmopráxis, desde los Andes. Visitar y conmemorar entre familian Aymara” de Koen De Munter.
Pero la hoja de coca también tiene un alto valor social dentro de la cultura andina: “La sagrada hoja de coca se comparte, se akhullika (mastica) junto con los demás y de esta manera se crea un ambiente de encuentro y de respeto, en el que se puede conversar”, se lee en el texto de Koen.
Dentro de la medicina ancestral Aymara, la hoja de la planta de coca ha sido la de uso más característico. Según la «Guía de diálogo intercultural para el turismo indígena: Conociendo la cultura Aymara» del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile: «Este arbusto de 3 metros de altura perteneciente a la familia de las eritroxiláceas (eritroxilon-coca), y masticar hojas de coca puede calma el dolor de estómago, ayuda a resistir el hambre, la sed y la somnolencia. Una infusión de cinco hojas de coca elimina el “soroche” -o mal de altura- así como el dolor de cabeza. En compresas, alivia el dolor de muelas. Hasta su prohibición, desde siempre fue consumida por campesinos y mineros en sus trabajos difíciles para resistir la falta de agua, de comida y los efectos de la altura».
Lamentablemente, a diferencia de Bolivia, en nuestro país se han reducido mucho las prácticas habituales de la medicina ancestral Aymara.
Según el Instituto Transnacional: “Durante siglos, los pueblos indígenas de la región andina han masticado hoja de coca y han bebido mate de coca. Se trata de una práctica que no provoca ningún daño y es incluso beneficiosa para la salud humana”.
Fue en Estados Unidos en el año 1859 que se descubrió que de ella se podría extraer la cocaína, desde ese entonces fue penalizada en la mayoría de los países, incluido Chile.