El significado de su nombre “Rafael” es “medicina de Dios”. Este arcángel es el patrono de los que cuidan enfermos, está especializado en sanar los males tanto físicos como espirituales. Él en conjunto con sus legiones angelicales tienen la responsabilidad de consagrar a aquellos que están dedicados al servicio de la humanidad y a Dios, en el mundo terrenal son los médicos, enfermeros, dentistas y todos quienes de alguna u otra manera tienen que ver con la curación.
El arcángel Rafael enseña al mundo que la sanación llega cuando hay un cambio en los pensamientos, por ejemplo en situaciones como creencias limitantes, sentimientos, palabras o actitudes basadas en el miedo. También nos ayuda a recordar que el cuerpo es un instrumento para el alma y así poder evolucionar en este plano, por eso debe cuidarse con mucho amor.
Las cuatro cualidades de este arcángel son las siguientes: 1) Es el arcángel de la sanación, consagración, esperanza y de la verdad. 2) Sana en todos los niveles; físico, emocional, mental y espiritual. 3) Se encarga de la protección de los viajeros y 4) Es el encargado del poder de la vista y la visión de la verdad.
Es guardián del rayo verde, que es la combinación del rayo amarillo (sabiduría) y el rayo azul (fe, fuerza) por lo que reúne las cualidades en estas manifestaciones divinas. El rayo verde, o color verde nos ayuda a soltar todo lo negativo acumulado en nuestra vida y nos ayuda a aceptar y comprender la sanación de Dios. Rafael apoya e intercede para liberarnos del pasado y seguir el camino de la vida con una nueva visión de futuro llena de esperanza y la esperanza se relaciona totalmente con el color verde.
Para invocar al arcángel Rafael se le puede hacer una petición de ayuda en cualquier momento. Pero si no es muy urgente es recomendable invocarlo los días jueves, ya que es el día que representa. Enciende la vela que pertenezca a la petición que desees hacer: verde para sanación física y blanca para sanación espiritual, y realiza la siguiente oración:
Amado Rafael, arcángel de la curación y de la consagración, te amo y te bendigo y te doy gracias por todo lo que has hecho por mí y por la humanidad.
Séllame en tu llama de la curación y de la consagración y ayúdame a estar consciente… únicamente… de la perfección.
¡Te doy las gracias!