El significado de su nombre “Gabriel” es “Dios es mi fortaleza” u “hombre de Dios”. Este arcángel es uno de los más importantes tanto en religiones abrahámicas como también en la espiritualidad moderna. En tradiciones islámicas Gabriel es enviado a varios profetas con revelaciones divinas, a través de él Dios reveló a Mahoma el Corán (libro sagrado del islam).
Arcángel Gabriel en su mayoría de veces es representado como mensajero, eso por haber sido el portador de la noticia de la encarnación, que es la adopción de una forma carnal o material por parte de un ser espiritual. Al ser descrito en escrituras como un ser mensajero también se le identifica con los medios de comunicación. Gabriel se encarga de guiar la comunicación ética y promover la responsabilidad con los semejantes.
Al ser un mensajero, y ser quien anunció a María que en su vientre llevaría a Jesús, se le considera el patrón de las salas de parto. Su labor como patrón es instruir a las almas durante la gestación para que puedan aceptar su cuerpo como la herramienta que los llevará a tener un papel en la Tierra. Instruye también que la verdadera esencia es el alma, creándose el destino a través de los pensamientos.
Su imagen representa pureza, a través de sus vestimentas blancas y los lirios del mismo color que suele llevar en sus manos, además de sus rasgos andróginos y delicados. La transparencia y limpieza de espíritu siempre están presente en sus mensajes y los transmite mediante ellos. Guía las emociones y sentimientos para llegar a la bondad y al amor divino, también intercede para que la humanidad recupere la inocencia, pureza y alegría, adjetivos que estuvieron presentes en los primeros años de vida de cada humano.
A la hora de la muerte, cuando el alma abandona la Tierra y vuelve a su estado inicial, está presente también San Gabriel para indicar el camino que debe seguir. Desde los comienzos el arcángel de la pureza guía al humano hacia el amor.