Colaboración de Nicole Inostroza
Video de Vincent Moon
El cineasta Vincent Moon, que ha viajado por varios rincones del mundo documentando distintas tradiciones en diversas culturas, estuvo en las islas Filipinas conociendo uno de los pueblos indígenas que se sitúan en el Lago Sebu, al sur de Cotabato en Mindanao. Ellos son los Tboli, un pequeño pueblo que habita en las laderas de las montañas del valle Alah, cuyo origen se remite a un mito que habla de una gran inundación, y a su dios Dwata como su gran salvador.
El cineasta francés llegó a los recónditos pasajes de esta pequeña sociedad para ver de cerca su vida cotidiana, sus rituales, sus cantos, y por supuesto, sus trajes. El video comienza cuando la cámara de Vincent Moon graba a una mujer cantando, vestida con los más llamativos colores, mientras teje ayudada de un telar. Cuentas cuelgan de su cabello y suenan mientras la mujer entona las melodías de su tierra.
http://https://www.youtube.com/watch?v=c0DU3zvo_JA
El tejido es materia fundamental para los Tboli. Esta no solo es parte de su tradición, sino también de su religión. El T’nalak o tinalak es el arte de tejer de los Tboli, del que resulta un paño sagrado hecho de abacá, una especie de plátano nativo de Filipinas. La mujer teje el tinalak mientras Vincent Moon se enfoca en grabar los movimientos que efectúa con el hilo y el telar.
Pero el video continúa. Dejan de lado la tela para salir al pueblo. Los niños se acoplan para ver cantar a las mujeres, cuando una segunda Tboli se suma a la reunión. El destino final será el Lago Sebu, donde entonan y bailan una última canción, acompañadas de un hombre tocando un tambor y un joven soplando una especie de flauta. Ellas visten a la manera tradicional de los Tboli; ellos no, porque la tradición es estricta: las mujeres tienen una vestimenta diferente para el trabajo en el campo, otra para la vida diaria, y una última para las situaciones formales. Los hombres, en cambio, solo usan su vestimenta tradicional en ocasiones formales. No obstante, acompañan su atuendo normal con turbantes, lo que los Tboli llaman Olew.
Las bailarinas llevan puesto el traje cotidiano: Kgal nisif, blusas de manga larga decoradas con bordados de animales o diseños humanos en punto de cruz, y patrones geométricos dispuestos en rojo, blanco y amarillo con bandas en zigzag u otros diseños; y la Fan de, una falda de tela de color rojo o negro, que hoy en día los Tboli compran en las tierras bajas.
En ocasiones formales, las mujeres usan la Kgal binsiwit, una blusa bordada con lentejuelas de 1 cm en forma de concha triangular, generalmente usado en las bodas; sumado a la Tredyung, una falda de lino negra a rayas, y el Bangat slaong, un sombrero decorado con dos largas bandas de abalorios de fantasía y borlas de pelo de caballo en los extremos.
La tradición estética de las mujeres Tboli indica que más siempre es mejor. Por eso, recargan su cuerpo de adornos desde que son jóvenes. Usan cosméticos y arreglan su cabello con peines tradicionales hechos de mostacilla. A eso se le suman collares de diversos tipos, colgantes, accesorios en el pelo y en los brazos. Tanto hombres como mujeres, además, tienen una fuerte inclinación por los tatuajes, los que son concebidos por la cultura Tboli como una ayuda luminosa a la hora de tener que entrar al otro mundo una vez atravesado el umbral de la muerte.
Al ritmo de sencillos instrumentos, las mujeres concluyen su viaje bailando y entonando las canciones tradicionales, ataviadas según su cultura, bien maquilladas y adornadas, haciendo sonar sus cuentas colgantes. Vincent Moon capta sus giros, culminando su video con una bella muestra del paisaje filipino.