Los signos del zodiaco proceden de la mezcla de varias culturas y se cree que su estudio comenzó con los egipcios, que lo llevaron a los babilonios y estos a los griegos. Estos últimos, hace unos dos mil años, nos transmitieron la idea de que el día y el mes en el que nacemos condiciona nuestra personalidad. Por aquel entonces, los conocimientos astronómicos eran muy limitados y la actual diferenciación entre la astrología y la astronomía todavía no existía.
“Zodiaco” procede de la palabra griega “zoon” que significa animal y “kyklos” que significa rueda. De esta forma, el término “Zodiaco” significa “rueda de animales”. Esta rueda representaría la esfera celeste es decir, la esfera que rodea la tierra a través de la cual, desde nuestro punto de vista, se mueven los astros. Es lo que vulgarmente llamaríamos cielo y permite representar las direcciones en que se hallan los objetos celestes. Concretamente, se tiene en cuenta la banda celeste, es decir, la línea curva trazada por el recorrido del sol (siempre desde nuestro el punto de vista, puesto que es la tierra la que se mueve alrededor del sol).
En astrología, los signos del zodiaco corresponden a las constelaciones más importantes de la banda celeste. Babilonios y griegos dividieron esta banda en doce partes iguales, siendo cada una de ellas un sector del cielo de una extensión de treinta grados de arco. Cada uno de estos sectores fueron bautizados con el nombre de la constelación más destacada y cada una de estas doce constelaciones corresponden a los 12 signos del zodiaco. La banda celeste es recorrida por el Sol, la Luna, y los planetas de modo que avanzan un sector de 30 º cada mes del año. De ahí el hecho de que según el mes en el que hallamos nacido nos corresponda un signo del zodiaco determinado.
Mucha gente escucha o lee sobre astrología e inmediatamente piensa en los horóscopos que publican en revistas y diarios. Pero el asunto es un poco más complejo.
La astrología es la antecesora de la astronomía moderna. Hace unos 5000 años el hombre empezó a mirar el cielo y se dio cuenta de que determinadas estrellas se veían sólo en ciertas estaciones del año. Allí empezó la historia. El año se dividió en cuatro estaciones, de acuerdo a los equinoccios y solsticios, y cada estación se dividió en tres períodos. A cada uno de estos períodos se les “asignó” una personalidad, de acuerdo a la estación y al período correspondiente. Todo esto sucedió en el hemisferio norte, cuando las estrellas y constelaciones ya tenían nombre.
El nombre astrológico de las doce constelaciones zodiacales, en el sentido del movimiento aparente del Sol, es el siguiente: Aries (Carnero), Tauro (Toro), Géminis (Mellizos), Cáncer (Cangrejo),Leo (León), Virgo (Virgen), Libra (Balanza), Escorpio (Escorpión), Sagitario (Arquero), Capricornio (Cabra), Acuario (Aguatero), Piséis (Peces)
En la época helenística una de las intersecciones de la eclíptica con el ecuador celeste era de gran importancia. Ese punto se encontraba en Aries (Era de Aries), motivo por el cual los astrólogos la eligieron como primera constelación zodiacal.
Con los movimientos de la tierra, por estos días se ve Acuario en la misma fecha (Era de Acuario), por eso la astrología tiene tantos detractores, pero recuerden que el asunto se basa en las estaciones del año, no en las estrellas.
Tras 3000 años de tradición, se sigue hablando de signos, porque la mayoría de la gente cree que el zodíaco se basa en la posición de las estrellas. En realidad hay que pensar que el año se dividió en 360 (los 360º de la circunferencia), y éste en 12 espacios de 30º cada uno. Entonces, los cálculos se basan en el tiempo que ha transcurrido desde el último equinoccio de primavera.”
Los babilonios fueron el primer pueblo que sistemáticamente aplicó sus mitos a las constelaciones y la astrología, describiendo por primera vez los doce signos del zodiaco. Los egipcios les siguieron poco después refinando el sistema astrológico babilónico, aunque serían los griegos quienes lo desarrollaron hasta que alcanzó su forma moderna. Los griegos tomaron prestados algunos de los mitos babilónicos y añadieron otros tantos propios. De hecho, incluso el término astrología – al igual que la palabra que designa la ciencia de la astronomía– deriva del griego “aster”, que significa estrella. Pero, ¿cuándo y cómo entraron por primera vez en contacto los griegos con la astrología?
Durante la conquista de Asia por parte de Alejandro Magno, los griegos acabaron siendo influidos por culturas hasta entonces desconocidas para ellos y por los conceptos cosmológicos de Siria, Babilonia, Persia y Asia central. Poco tiempo después, los griegos adoptaron la escritura cuneiforme como idioma internacional de comunicación académica, y con esta decisión también transfirieron la astrología del cuneiforme al griego.
En torno al año 280 a. C., Beroso, sacerdote babilónico de Bel, viajó hasta la isla griega de Cos, donde transmitió sus conocimientos astrológicos, así como la cultura babilónica, a las poblaciones locales. Ésta fue la primera vez en la que el universo de la astrología fue transferido oficialmente a la cultura helenística y al mundo occidental de Grecia y Egipto (bajo dominio griego por aquel entonces). Inicialmente, los griegos, conocidos por su forma lógica de pensar, se mostraron escépticos ante la astrología, planteándose muchas cuestiones respecto a ella, como por ejemplo por qué los animales no eran gobernados por las mismas energías cósmicas que los seres humanos.
A lo largo del siglo I a. C. existían dos tipos de astrología: uno que requería la lectura de horóscopos para conocer detalles precisos sobre el pasado, presente y futuro, y un segundo centrado en la elevación del espíritu humano hacia las estrellas y la búsqueda del sentido de la existencia en el cielo. En otras palabras, los griegos trataron de comprender el comportamiento humano individual y global a través de la influencia de los planetas y otros cuerpos celestes, mientras que había quien utilizaba la astrología como una forma de entrar en contacto con la divinidad.
La astrología horoscópica apareció por primera vez en el Egipto helenístico. El texto griego más antiguo existente donde se utiliza la división babilónica del zodíaco en doce signos iguales de 30 grados es el conocido como Anaphoricus de Hipsicles de Alejandría, escrito en el año 190 a. C. Además, el “Zodiaco de Dendera” esculpido en piedra –un bajorrelieve hallado en el techo del pronaos de una capilla dedicada a Osiris del templo de Hathor en Dendera, que contiene imágenes de Tauro y Libra datadas en el año 50 a. C.– es la primera representación conocida del clásico zodiaco de doce signos.
El matemático, astrólogo y astrónomo griego Ptolomeo jugó un papel muy importante en el desarrollo de la astrología horoscópica occidental. Su obra Tetrabiblos sentó las bases de la tradición astrológica occidental. Ptolomeo explicó por primera vez detalladamente la función de planetas, casas y signos del Zodíaco, quedando establecida hasta tal punto que a día de hoy casi no ha habido variación al respecto. Ptolomeo vivió en el siglo II d. C., tres siglos después del descubrimiento de la precesión de los equinoccios por parte de Hiparco, que se produjo hacia el año 130 a. C.
Hiparco de Nicea fue un astrónomo, geógrafo y matemático griego al que se le atribuye la invención de la trigonometría, aunque sobre todo es recordado por su descubrimiento casual de la precesión de los equinoccios. Su obra perdida sobre la precesión, sin embargo, pasó desapercibida hasta que fue mencionada por Ptolomeo. Por otra parte, Ptolomeo explica decisivamente la base teórica del Zodiaco occidental como un sistema tropical de coordenadas por el cual el Zodiaco se alinea con equinoccios y solsticios, más que con las constelaciones visibles que dan nombre a los signos del Zodiaco.
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