Folil, significa raíz en mapudungún. ¿Cuál es la nuestra? ¿Desde dónde empezamos a trazar nuestras historias? De dónde vienen esas prácticas cotidianas de mirar las nubes para saber si va a llover, de revisar la luna para saber cómo estará el mar, de contar los sueños antes del mediodía, de saber qué hierba es la que debemos tomar para calmar alguna molestia. ¿Desde dónde aprendimos?
La cultura mapuche no está siendo rescatada, la cultura mapuche está viva y respira cada día en su cultores, en los kimches de las comunidades del sur, en las lawentuchefes que viven en medio de la cordillera de costa, en los secretos de las hilanderas y las tejedoras a telar. Las raíces no se rescatan, se descubren y es por eso, que aquí les comparto algunos datos claves de la cosmovisión mapuche, para acercarnos y entender de dónde proviene el Kimün (sabiduría) que no rodea.
1.- Una forma simple de explicarlo, es hablando del parto mapuche. Porque si de rituales poderosos hablamos, la siembra de la placenta es sin duda uno de los actos más maravilloso de esta cosmovisión. Hoy, gracias a la creación de los Hospitales interculturales, cada vez son más las iamgenes (mujeres) que han vuelto a revivir esta práctica o más bien, que han podido acceder a esta práctica única y de profunda conexión espiritual con la ñuke mapu (madre tierra). En la tradición mapuche, la placenta o koñihue es considerada un órgano que posee alma propia, cuyo objetivo es el de proteger y acompañar al bebé durante su gestación. Una vez que la mamá da a luz, se guarda la placenta para, posteriormente realizar el ritual sagrado de la siembra.
La placenta, es sembrada en la tierra y sobre ella, se planta un árbol especialmente escogido por la familia, este siempre suele ser un árbol frutal o sagrado ( como el canelo, el laurel araucaria, etc) con ello se espera que la ñuke mapu otorgue durante el crecimiento del árbol, protección y fortaleza al pichiqueche ( niño/a) durante toda su vida. Esta siembra, es para nuestras ancestras un acto de humildad, pues en la placenta viene inscrito el alma del ser que nace, este acto es entonces, la conexión entre el wallmapu ( tierra de arriba) y la vida que ”enraizará” en el nagmapu ( la tierra donde vivimos) Es, en simples palabras, la primera ofrenda que un mapuche ofrece a la madre tierra.
En algunos lof (territorios) del sur, se suelen encontrar “lelmucoñihue” (bosques de placentas), donde descansan hermosos y sagrados árboles cuyo alimento han sido los hijos e hijas de esta tierra. Obviamente estos yacen en territorios sagrados, cuya ubicación exacta, solo conocen algunos.
2.- El trabajo de parto por su parte, es otro rito por sí mismo, muchas iamgenes, solicitan la asistencia de una machi o asistente de esta, que pueda orar y cantar en lengua al momento de que el niño/a nazca, a modo que sea su idioma ancestral, sea el primer sonido que escuchen. Las mamás suelen usar vestimentas tradicionales, a modo de protección y de newen (fuerza) para el acto de dar a luz. Es así, como el tariwe suele ir ayudando durante cada contracción, mientras que para calmar los dolores, utilizarán lawenes (yerbas medicinales) especialmente preparadas durante la gestación. Algunas también suelen llevar sus chaguay de plata (aros) para invocar la fuerza y sabiduría de la madre Luna. Y así, al ritmo del kultrún, entre cantos y la energía de las ancestras, la mujer mapuche da a luz.
El nacer es para el pueblo mapuche, un acto de amor, una bendición de los ancestros, y un acto espiritual que marca desde el primer suspiro la conexión entre el ser humano/a y la tierra.
3.- Otra expresión de cultura viva son los Efkütun; el acto más importante antes de cada evento mapuche, ya que antes de dar inicio, es necesaria la plegaria hacia los ancestros y hacia las fuerzas de la tierra. Esta ceremonia es el contacto directo entre el che (la persona) y la ñuke mapu. La ceremonia suele ser guiada por una kimche (persona conocedora de la cultura) quién junto a otras lamgenes preparan el Kütral (fuego) en el cual arrojarán diversos tipos de semillas y cereales, tales como muday, harina tostada y algunas semillas. A un lado del fuego se planta un canelo, árbol sagrado del pueblo mapuche, pues para un efkütun completo, como el que se realiza en un nguillatún, es imprescindible contar con dos elementos de conexión, un triwe (árbol sagrado) y el Kütral. Asimismo, se requieren de dos alimentos, uno sólido y uno líquido. Cada ceremonia cuenta con la participación de cultores y miembros de la comunidad que cumplen un rol determinado en cada efku. Es así como los bastoneros, alzarán sus ramas de quila para guiar y ordenar la rueda de gente. Mientras que la banda de rogativa, entonará los cánticos según la ocasión. El público en tanto, seguirá las palabras de la kimche para agradecer y pedir a chaw trokin (equivalente al espíritu de Dios) a los ngen (espíritus de ancestros) y los poderes de la tierra la bendición y protección de la comunidad para sus actividades.
La magia de esta cultura, podríamos decir, proviene de la tierra. La oralidad es y seguirá siendo el mejor vehículo para el traspaso de este kimün. Los pewma (sueños) seguirán siendo el más acertado de los oráculos, y los lawenes (yerbas medicinales) continuarán siendo las mejores recetas para curar el dolor.
La Ñuke Ale (madre luna) continuará protegiendo el espíritu femenino, traspasando su newen a través de las joyas y la plata mapuche regalada por la luna en forma de lágrimas a la lamgen que un día la consoló.
El Chaw Antü, seguirá siendo el padre de todos! Forjando con su calor el trabajo de los hombres y la fertilidad de la tierra.
Los grandes ngen (espíritus ancestrales) se mantendrán perpetuos en medio del kurruf (viento) y posaran su alma y sabiduría en las historias de las nuevas generaciones.
¿Comprenden ahora, dónde yace la esencia de las y los mapuche? Estos nacen, viven y crecen al ritmo de las raíces, su camino lo guían los cuatro elementos de la tierra, al ritmo de los árboles, va creciendo el espíritu y allí, es donde yace nuestra folil.
El Kimün mapuche es eterno, majestuoso y sagrado, no esperemos rescatar lo que es palpable al día a día en las regiones del sur. Aprendamos a respetar, a conocer y a apreciar los secretos que la gente de la tierra nos ha entregado.