Ya vimos que cada cambio se siente y luego se piensa. Ahora vemos una segunda dimensión de análisis e interpretación; cómo relacionar El Cambio con mi mundo interno y mi mundo externo. No son independientes, tampoco dependientes; son interdependientes. Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera. La forma en que percibimos y la forma en que nos expresamos depende del tipo de cambio que estemos enfrentando y del proceso interno en el que nos encontremos.
Es una ilación fascinante, cada momento de cambio es interior y exterior al mismo tiempo, y en su dinámica comprendemos por qué estamos viendo así las cosas, y tomamos más conciencia sobre cómo estamos exteriorizando nuestra esencia.
La forma en que exteriorizamos y la forma en que percibimos, se llaman trigramas nucleares. Cuando somos interiormente receptivos y exteriormente creativos podemos imaginar al Cielo sobre la Tierra, entonces ese momento de cambio incluye una forma de expresión tranquila de esa estabilidad interna, como una montaña que emerge, y la forma en que recibimos los estímulos externos, será como un viento, que acaricia nuestra tranquilidad.
En una época de consciencia, donde el Ajna (tercer ojo) se abre masivamente, y nos damos cuenta de que está todo conectado, el I Ching ofrece una respuesta para habitar tu Verdad Interior, para ser honesta contigo y con todos. Cuando eres suave como el viento con los demás, y eres alegre y dulce contigo misma, tu corazón se abre y se vacía, y deja entrar todo, y dentro de él, comprende todo. Como el Agua, fluyes fiel a ti misma, consciente de tu sensibilidad, te acopias y te tranquilizas, para ser dueña de tu estado de ánimo.