Como ya hemos develado, muchos de los elementos de la simbología de nuestros ancestros, proviene de historias asociadas a la cosmovisión de su pueblo, y la astronomía, no es la excepción. Podemos encontrar diversa bibliografía sobre este tema y a su vez cientos de relatos que buscan explicar las creencias y el vínculo de nuestros ancestros con el wenumapu (tierra de arriba) .
La información es demasiada y para no abrumarnos tanto, hoy nos limitaremos a hablar de la conocida Cruz del Sur. De su representación en el cosmos y de su significado en la tierra, La Cruz del sur, esta famosa constelación de cuatro estrellas perfectamente visibles desde la tierra austral, la podemos entender a través de la leyenda Tehuelche (antiguo pueblo indígenas de la Patagonia) “El rastro de la avestruz”, aunque en realidad deberíamos hablar del rastro del Ñandú o Choike.
Entre las creencias Tehuelches, se dice que las estrellas (setkre) eran los antepasados que nos miraban desde las alturas, mientras que otras constelaciones representaban escenas de la vida terrenal, como las pisadas de un ñandú llamado Kakn. Se cuenta entonces, que esta ave, era una especie de correcaminos, sí, como la caricatura, que siempre fue deseada por los humanos del lugar pero jamás lograban capturarla, pues se trataba de nada más y nada menos que del macho del rebaño.
Es en esta huida, que los hombres y Kakn se involucraron en un juego sin fin, donde ambos, corrieron tan lejos, que llegaron al borde del abismo, pasando entre tantas estaciones que se toparon con un arcoíris. Y fue tanta la desesperación del Ñandú por huir de los humanos, que se trepó por los colores del arcoíris, desapareciendo en “la bóveda azul”, mientras que tres boleadora (piedras forradas de cuero con cuerdas utilizadas como armas de caza) desaparecieron con él.
Afortunadamente, el Ñandú Kakn logra escapar, mientras que, derrotados, los cazadores retornan a su aldea. En la noche y en medio de las burlas hacia los desafortunados cazadores, los antiguos reflexionaron en cómo había sido posible semejante escape. Hasta que, al mirar a la tierra de arriba, divisaron nuevas estrellas en el firmamento, las que hoy conocemos como las Cruz del Sur y que simbolizan las huellas de las patas de este sagrado y hábil animal que logró ascender durante su huida. De allí su relación con la orientación, con la guía, el camino a seguir. En tanto, también quedaron marcadas las huellas del hombre en el cielo, en las tres boleadores, conocidas por todes como Las Tres Marías (Cheljelén).
“Cuando la Cruz del Sur se ve como la nieve, blanquita, no va a pasar nada, el campo queda tranquilo; y si no está de ese color, algo está anunciando. La gente va a pasar por un susto, la tierra va a quedar sin alimentos, va a llover mucho, cuando esa estrella no está blanquita. [Pero] si está como la nieve esa estrella, estamos al otro lado. Así está [el conocimiento] en este sector”.
Juana Beltrán, Lob Kallawken, 2010 (Del libro: Wenumapu (Astronomía y Cosmología Mapuche) Gabriel Pozo Menares – Margarita Canio Llanquinao.
“La Huella del Avestruz, esa está en todas las trutrucas, esa también va en el kultrun, yo allí la tengo dibujada, en el kultrun. La Huella del Avestruz nosotros la tenemos, la dibujamos en los caballos, los Pillañkawell [caballos sagrados] llevan el Pie del Avestruz. Eso se le dedica a Elchenchaw que vive en el cielo, ya que así mismo tiene dibujado todos sus animales. Todo lo del cielo se representa, los animales que él dejó, hay muchos animales en el cielo, por eso se pintan los animales, en honor a nuestro Elketew, el ser que nos dejó [en la tierra].”
Clementina Neculfilu, Lof Chüwkülliwiñ, 2010 (Del libro: Wenumapu (Astronomía y Cosmología Mapuche) Gabriel Pozo Menares – Margarita Canio Llanquinao.
La Cruz andina se puede ver no solo en el firmamento, sino en diversos accesorios y textiles partes de la vestimenta tehuelche. El arte del pueblo mapuche también contiene elementos inspirados por las observaciones astronómicas. Por ejemplo, la alfarería mapuche antigua incluye piezas marcadas con objetos celestes, como la Cruz del Sur, y posibles representaciones del cálculo asociado con el sistema calendárico mesoamericano (González 1984: 72-92)
Otros textos, describen que para los Mapuches la Cruz del Sur representa el rastro o la huella del choike o ñandú, uno de sus animales sagrados. En la Patagonia, hacia el Siglo XVIII, se imaginaba a la Vía Láctea como un campo de cacería de ñandúes, en el que estos eran perseguidos por cazadores, representados por estrellas, que les arrojaban sus boleadoras, simbolizadas por alfa y beta centauri, y acumulaban sus cuerpos y plumones en dos montículos, las Nubes de Magallanes. El ñandú tenía su hogar, ‘la nidada del ñandú’, en el asterismo conocido como ‘las siete cabritas’, las Pléyades. ( Ecured.cu)
Para los Araucanos el cielo era el «huenu mapu», la tierra de arriba, donde habitan dos animales celestiales, el guanaco y el avestruz. El guanaco celestial estaba comprendido por las estrellas del Centauro, que en determinadas épocas luego de la puesta del Sol, aparece en la posición de un cuadrúpedo. Luego aparece el avestruz celeste, que se destaca entre las estrellas como un óvalo libre de estrellas y bien negro, que es el Saco de Carbón. Para los Araucanos, este último representa el cuerpo del avestruz que se encuentra echado en el suelo y la pata está compuesta por las cuatro estrellas de la Cruz del Sur, al igual que para los mapuches. ( Ecured.cu)
Pero eso no es todo, pues también afirman que; El ñandú celeste guaraní es un ave gigantesca que aparece todas las noches en el firmamento. Según su leyenda haría tiempo ya que los hubiera tragado, sin embargo, Tupa, el amigo de los hombres, en previsión de esto le indicó en la Vía Láctea, un gran depósito de alimentos: la “Bolsa de carbón”. Al principio había tres depósitos. A uno de ellos, ya se lo comió el avestruz, más cuando se haya devorado los dos restantes, caerá sobre la gente y habrá llegado el fin del mundo. ( Ecured.cu)
En tanto, la Cruz andina también es común verla en las mantas o ponchos tejidos a telar usados comúnmente por el wentru (hombre) mapuche, pues el portar esta prenda, representan la eternidad de la cultura mapuche y de su cosmovisión. Se dice que hasta hoy, Kakn continúa corriendo entre las estrellas, con temor a ser cazados, con temor a que los hombres le arrebaten su magia protectora. Por eso continúa brillando en forma de Cruz, recordándonos que siempre habrá un camino que seguir.