¿Escuchaste alguna vez sobre, uno de los supuestos métodos más infalibles, que desacreditan a toda disciplina que tiene que ver con astrología, bajo el nombre “método Forer”?
Este “reciente y contemporáneo” estudio, de 1948, ha adquirido notoriedad en las redes, ante el explosivo avance de disciplinas como la astrología, la geometría sagrada, la biodecodificación y otras herramientas de estudio social, causando el terror de la comunidad de tinte científico, que ve como sus estructurados postulados de antaño, caen cual efecto dominó, uno tras otros, gracias a la comprobación en años recientes (2000 en adelante), en la labor de destacados expositores como Nassim Haramein, Joe Dispenza y Greg Bradden.
En virtud de lo anterior, primero hay que aclarar uno de los puntos más importantes en lo que se basa el retrógrado estudio de Forer.
El primer punto en discordia, es mencionar a la astrología como la encargada de realizar los horóscopos, y encerrar todo estudio académico astrológico serio, en virtud de la pobre observación que se hace de las publicaciones de horóscopos de revistas. Como si la astrología pasara años estudiando el cómo hacer horóscopos como finalidad.
Un símil de esta situación, sería evaluar el trabajo de un ingeniero, por su capacidad de sumar o restar. Si bien un ingeniero puede hacer dicha labor, claramente no es por lo cual es reconocido este profesional. Lo mismo hace el astrólogo, quien no pasa su vida haciendo horóscopos, de hecho, en mi caso personal, el horóscopo no tiene una validez de estudio académico ni profundo, sino simplemente una generalidad. Y debemos comprender de una vez por todas, que cuando los astrólogos hablamos de signos del zodiaco es en función de que los doce signos del zodiaco son parte del vocabulario arquetípico para comprender el milenario estudio de la astrología. Al igual como ustedes lo harán si quieren aprender un idioma como el japonés o el árabe, con similares sistemas de códigos en su vocabulario.
Así por ejemplo, una de las formas primordiales en las cuales el astrólogo desarrolla su trabajo, es a través del estudio de una carta astral, el estudio de los ciclos sociales según velocidad de avance de tránsitos planetarios, o el estudio de arquetipos de personalidad, donde es ampliamente conocido el trabajo de Carl Gustav Jung. Quien se refería a la astrología como la sumatoria de todo el conocimiento de la antigüedad. Transformados en la actualidad en esta disciplina contemporánea de carácter inductivo.
Pero vayamos a desmenuzar ¿Qué es el efecto Forer?
Este obsoleto método, intenta referirse a la astrología, citando una vez más… sí, lo descubrieron… a los horóscopos. Evidenciando una vez más el profundo desconocimiento e ignorancia que se tiene al hablar de astrología. Y la razón de citar los horóscopos, es básicamente ya que el horóscopo, al ser tan general, formula apreciaciones vagas, sin afán de generar un estudio que a la persona le sirva para fomentar su autoconocimiento, si no por el contrario, es netamente con carácter de divertimento.
Ahora procedo a contarles parte de su funcionamiento.
Imagina que al leer el horóscopo, te encontrarás con los doce signos del zodiaco. Y con una descripción, muy general y carente de todo afán de profundidad. Pero que guarda relación con algo que es absolutamente lógico y sencillo de entender.
Los doce signos del zodiaco, derivan de una forma de calendarización que se tenía en la antigua babilonia. Donde mediante la observación del posicionamiento del sol, se descubrió que este movimiento recorría un ciclo de tiempo, conocido como año solar. Donde, dentro de este año solar, había cuatro posiciones fundamentales desde la observación terrestre. Obtenida mediante la altitud máxima que sol presentaba cada día, con respecto a nuestro horizonte.
En consecuencia, aparecieron los cuatro grandes momentos conocidos como equinoccios y solsticios. Constituyendo el origen de las cuatro estaciones del año. Hecho que permitió la organización de los pueblos en torno a los recursos, la alimentación y la vida en comunidad. Y donde por ejemplo, al presentarse el Solsticio de Invierno, significaba que ese era el punto más bajo que el Sol podía tener desde nuestra tierra. Y esto traducido en un lenguaje social, significaba noches más largas, temperaturas más bajas, incremento de lluvias, y la aparente esterilidad de las cosechas, trayendo, casi por obviedad, el aumento del querer resguardarse en casa, abrigarse, arroparse, con la consecuente disminución de la actividad en el exterior.
Ahora, si los llevo a hacer una analogía de casi cuatro mil años después.
Encontrándonos en cualquier ciudad, en pleno momento en que ocurre el solsticio de invierno, siendo aproximadamente las 18 horas. Sales de tu jornada laboral habitual, y en el exterior te encuentras con la noche, con la correspondiente sensación sicológica de que el día ha llegado a su fin. A lo anterior le sumas una sensación térmica baja, y usualmente lluvia, se configura el panorama completo. Y en ese minuto ¿Qué deseas?. Irte a casa, a arroparte, probablemente acostarte, comer algo bien caliente, y ojalá agregar algún método de calefacción.
Esto se produce en el Invierno, pero no en cualquier momento de esta estación, si no que en el momento donde el sol se encuentra en su punto más bajo. Ya que cercano a los días previos a la primavera, la sensación cambia visiblemente, donde las tardes ya aumentan su temperatura. Y por lo tanto, para ser aún más específicos, imagina que cada estación del año (primavera, verano, otoño, invierno), se divide en tres partes por igual. Y de esa manera, ahora el año completo se compone de tres partes de primavera, tres de verano, tres de otoño y tres de invierno. Es decir, doce momentos dentro del año.
Y ahora, imagina que vuelves al ejercicio anterior, donde estamos en pleno solsticio de invierno. Y donde toda la sensación que tú tienes, también la experimentan los habitantes de tu ciudad, como es lógico. Y por tanto genera una tendencia. Es decir, usualmente cuando en tu ciudad hay un solsticio de Invierno, la mayoría de los habitantes tienden a resguardarse y comportarse de cierta manera particular, como grupo social, y por el contrario, cuando aparece el solsticio de Verano, la tendencia social cambia completamente y verás “casi como si yo estuviera adivinando”, que tu ciudad se llena de vida, y que las plazas, parques, cafés y restaurantes se llenan de personas deseosas de compartir. Le encuentras lógica verdad?
Ahora finalmente, sabrás que ese momento del año, ya no responde a una estación en particular, si no que a un momento dentro de esa estación… pero… como podríamos llamarle a cada uno de estos momentos? Y si, acabas de presenciar el lenguaje de la astrología. Donde cada uno de estos doce momentos del año, se explican mucho más didácticamente bajo los signos del zodiaco, o arquetipos.
Estos arquetipos representan tendencias, como por ejemplo, cuando será más usual ver a las personas abrigadas, con guantes en la mano, bufandas, y paraguas… en Verano? O Personas con vestimenta holgada, calzado fresco y cómodo y gafas para el sol, en Invierno? No! cierto?
Entonces ahora, para concluir esta obviedad, a cada uno de estos momentos, les llamaremos de cierta manera, como Aries, Virgo, Leo, Géminis, así sabremos, que en ese momento del año, las personas tienden a comportarse de cierta manera socialmente. Tiene sentido para ti, no es verdad?.
Por eso yo me pregunto, ¿dónde está la dificultad de comprender, que estos signos del zodiaco representan tendencias generales del comportamiento humano, dentro de un periodo determinado de tiempo en un año solar?. Al igual que presenciar la final del campeonato mundial de samba, donde te indican que las dos parejas finalistas que se presentan, una de ellas es de Brasil y la otra pareja es de Japón. Por quién apostarías?
A eso nos referimos cuando únicamente hemos evaluado sólo una variable en el análisis como es, la posición del sol dentro de un año.
Sin embargo la astrología evalúa al menos las variables de El Sol, La luna, venus, marte, entre otros, más la hora donde naciste, la latitud y ciudad específica, e imagina todos estos factores a su vez combinados entre sí. Complejo no crees?, pues bien, eso ya No es el horóscopo, es un estudio conocido como la carta astral. Pero volvamos a Forer y sus seguidores, que hacen referencia a que los astrólogos construimos realidad tales como: “Eres una persona que le gusta la vida, y muy alegre”… Y creo que no revierte mayor análisis esta última frase obtenida en las múltiples alusiones a los seguidores de Forer, y que justamente la astrología no aborda.
¿Qué es el efecto Forer?
El efecto Forer, conocido también como el efecto Barnum, ocurre cuando una persona acepta como válida una aseveración acerca de sí misma, pues creen que proviene de una fuente confiable. En otras palabras, según este psicólogo, un claro desconocedor de la astrología, “las personas son víctimas de la falacia de la validación personal, y aceptan como propias generalizaciones que pueden ser válidas para cualquier individuo”. Al igual que la aseveración que les compartí un poco más arriba.
El nombre de este efecto viene del psicólogo Bertram R. Forer, quien encontró que la mayoría de las personas aceptaban estas descripciones vagas como personales y acertadas, así que realizó un experimento en 1948, en el que entregó un grupo de afirmaciones a sus estudiantes como resultado de un test de personalidad y pidió que evaluaran sus resultados, afirmando si eran acertados. Lo que no sabían sus estudiantes es que todos tenían la misma hoja de resultados, que decía esto:
Y aquí hago hincapié. Reflexionen sobre las frases contenidas en este estudio a continuación, y contrapónganlo con alguna sesión de estudio de la personalidad o de carta astral natal, que hayan tenido con algún astrólogo con experiencia. Y de hecho contrapongan esto con lo que hayan escuchado de mi parte, en una sesión astrológica en mi consulta. Donde jamás escucharán apreciaciones similares.
“Tienes necesidad de ser aceptado por los demás y buscas que te admiren, sin embargo, tiendes a ser muy crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades de personalidad, generalmente logras compensarlas. Tienes una capacidad increíble que no has convertido en tu ventaja. Disciplinado y autocontrolado en el exterior, tiendes a preocuparte y ser inseguro en tu interior. A veces tienes grandes dudas sobre si has tomado la decisión correcta o si has hecho lo adecuado. Prefieres cierta cantidad de cambio y variedad y te sientes insatisfecho cuando te acorralan las restricciones y limitaciones. También te enorgulleces de ser un pensador independiente, no aceptas lo que digan los demás sin pruebas satisfactorias. Pero has descubierto que es poco sabio ser muy franco y revelarte a ti mismo ante los otros. A veces eres extrovertido, afable y sociable, mientras que en otras ocasiones eres introvertido y reservado. Algunas de tus expectativa pueden ser más bien irreales.”
Si notan en este estudio del psicólogo Forer, llama la atención la ambivalencia como estrategia utilizada. Casi, como una suerte de doble verdad tipo: “Eres muy alegre aunque a veces te enfadas”, con un poco más de desarrollo para no caer en la evidencia. Misma estrategia que uno les podía escuchar a algunas personas en la vía pública, buscando obtener algún billete de tu bolsillo. Y que no encontrarán en el estudio de la carta astral, realizada por astrólogos, y no por confeccionadores de horóscopos.
Forer pidió que calificaran la exactitud de los resultados en una escala de 0 a 5, donde el 5 significaba que el alumno sentía que los resultados eran excelente y acertados, mientras que un 4 expresaba que los resultados habían sido buenos. El promedio de la evaluación de la clase fue de 4,26; es decir que consideraron que el resultado realmente definía sus personalidades, aunque Forer había tomado estas aseveraciones de una columna de horóscopo de una revista cualquiera. A la cuál ignorantemente le llamó, columna de astrología.
De esta manera, el efecto Forer, afirma como cierto que el estudio de la astrología se basa en estas ambivalencias, donde estratégicamente el astrólogo busca que el paciente esté en acuerdo con lo que escucha. Y aquí encontramos un nuevo error.
Este error está basado en la creencia de que alguien como astrólogo, busca que sus premisas sean aceptadas, dándole el poder al paciente. Pero por el contrario, la virtud del diagrama, y sobre todo de mi propia metodología, es hacer hincapié específicamente en las falencias a trabajar de la persona. De sus reveses, y de lo que debe evolucionar. Algo que usualmente no es grato de escuchar, pero que en mi caso no me cambia. Ya que lo buscado no es la adivinación, (premisa que parece tan infantil como pensar que las brujas vuelan en escobas), si no que la persona pueda saber cómo crear su propia realidad, y darle el poder al consultante, de sentirse capacitado para por sí mismo, resolver sus reveses, y ojalá no volver más a la consulta.
Ya que la finalidad de la astrología como herramienta terapéutica es justamente aquella, conseguir que el paciente sepa, que tiene en sus manos la facultad de crear la realidad en la que vive, y no dejarse llevar por estupideces como pensar que el futuro es una especie de maldición, de la cual no podrá escapar, cual designio maléfico que según el caricaturista Forer, es lo que los astrólogos decimos en nuestras consultas.
Es hora de abrir la mente, y dejar de darle crédito a sesgos como el manifestado en este informe, que se cae de plano por lo retrogrado de sus postulados, y donde de seguro, esta persona, jamás pasó por una sesión de astrología, cayendo en el típico comportamiento de hablar de lo que se desconoce. Tan usualmente practicado por la comunidad científica del siglo pasado.